¿Qué quieres ser cuando seas mayor?
"Vendedora de helados", contestaba siempre.
Y aquí estamos, sin vender helados 😐
Pero... ¿Quién soy, entonces? 🙂
Soy gallega, muy, muy gallega y muy, muy de casa. También trotamundos, muy, muy trotamundos y muy, muy culo inquieto.
Era tímida y me daba miedo enfrentarme a lo desconocido. Con 10 años me fui a un campamento de verano a dos horas de casa; a los tres días llamé a mis padres llorando para que viniesen a buscarme porque no quería estar lejos de casa. También con 15 años me subí a un avión rumbo a Indiana para vivir un año en EE. UU. y aprender inglés.
Desde que tengo memoria, siempre me dio miedo hablar en público; sudaba cada vez que tenía que presentar un PowerPoint en el cole. También recuerdo ponerme delante de un espejo con un peine como micrófono, o grabar mi voz en los antiguos casetes para escucharme después, interpretando personajes y fingiendo dar discursos. Las clases de teatro y el trabajar haciendo reuniones semanales ante públicos de más de 50 personas, llegaron más tarde. Ahora, me llena y lo disfruto.
Me encanta planear. Me considero una persona muy organizada, ordenada y perfeccionista. El orden me calma y me relaja. También amo lo espontáneo y sigo una filosofía de vida de no ignorar ninguna puerta que se cruce en mi camino; aunque no sepa lo que hay al otro lado, la abro, paso y actúo en consecuencia —Bueno, lo hago y a ver qué pasa—.
Mi pasión por las lenguas y la comunicación es innata. De manera inconsciente, en cada paso que he ido dando siempre me ha gustado comprender, empatizar, ponerme en el sitio del otro, adaptar mi forma de comunicarme lo máximo posible para que me entienda mejor, para que conecte mejor conmigo y se sienta más próximo a lo que le quiero transmitir. Esto puede significar muchas cosas distintas según la situación: cambiar de lengua, aprender una nueva, asimilar e interiorizar su cultura, utilizar un registro diferente, reformular lo ya dicho… ¡o todas las anteriores juntas y muchas más!
Considero que todas las personalidades son igual de válidas, y que parte fundamental de mi forma de ser reside precisamente en respetarlas todas por igual y saber adaptarme a ellas. Tras muchas experiencias vitales —viviendo en el extranjero—, laborales —trabajando con gente de todo el mundo— y personales —descubriendo y desarrollando mis pasiones y relacionándome con mi entorno—, he ido poco a poco poniendo en sintonía quién soy a nivel personal y quién soy a nivel profesional, para llegar al punto en el que estoy ahora y poder decirte...
¡Quiero ayudarte!
¿Me dejas?
😊
No te cuento todo este rollo para aburrirte ni para confundirte; no, no. Lo comparto contigo para que entiendas que si algo me caracteriza es una gran capacidad de adaptabilidad y flexibilidad, y eso es precisamente lo que busco reflejar en todos los proyectos de los que formo parte.
Mis servicios lingüísticos y de comunicación no tendrían sentido si no contase con una personalidad un tanto camaleónica que llevo desarrollando toda mi vida; si no supiera entender y adaptarme tanto a la persona que quiere comunicar algo como a la que le quiero transmitir el mensaje. Esta capacidad de aclimatación y adecuación a un nuevo contexto es, precisamente, lo que te ofrezco:
Transforma tu proyecto o idea
a un nuevo idioma
a una nueva cultura
a un nuevo formato
a un nuevo público
sin perder tu esencia
pero incorporando la de tu interlocutor
para crear un vínculo fuerte y duradero